24.1.06

Dudas razonables

Somos un país cainita. No sé bien porqué, no creo que seamos genéticamente diferentes a nuestros vecinos. Pero lo somos. Ya lo cantó el poeta:
Veréis llanuras bélicas y páramos de asceta
—no fue por estos campos el bíblico jardín—:
son tierras para el águila, un trozo de planeta
por donde cruza errante la sombra de Caín.
Debatía ayer en el almuerzo con Oscar y Antonio. Me parece terrible que una norma básica, que afecta a nuestra estructura institucional, se debata y se lleve pactada sin que uno de los dos grandes partidos esté presente. No digo el pepé, digo uno de los dos grandes partidos. Hubiera sido igual de terrible si hubiera sido al revés. Hasta ahí más o menos estábamos de acuerdo ¿De quién es la culpa? Ahí discrepaban nuestras opiniones. Para ellos, y supongo que para la mitad de los españoles, claramente del pepé, que se ha "echado al monte". Yo, que ya no gasto certezas, reparto más las culpas. No se trata de verlo todo en blanco o en negro, pero creo que una parte importante de culpa se la lleva el gobierno.
Decía Ortega: "cuando tenemos que recurrir al sistema métrico, mal vamos". Si en nuestra democracia se asienta el principio de "tengo derecho porque es legal y porque tengo la mayoría", sin más matices, supongo que nadie protestará si algún día, por ejemplo, el pepé vuelve al poder y decide abolir el aborto en cualquier supuesto, o el divorcio. Lo cual sería terrible, por cierto
Hay normas y actitudes que están más allá de la aritmética. Que forman parte del consenso social básico de un país.
Supongo que pedir a algunos líderes del pesoe que entiendan esto es pedir demasiado. (Entre Montilla y pepiño blanco, suman dos cuatrimestres de derecho y económicas.)

No hay comentarios: