1.8.06

Palabras en agosto

Las palabras son mágicas. Si eres un tirano que oprime a su pueblo durante cuarenta años y que, además, nombra sucesor a su hermano, basta con que le llames revolución a tu forma de ganarte la vida y ¡zas!, eres, para la prensa progre, un líder o un dirigente, pero nunca un dictador. El tirano de La Habana, el mismo que mete en la cárcel en su país (valga la redundancia) a los homosexuales, que no permite a los periodistas acceder a Internet o prohíbe las huelgas, ahora se nos ha puesto malo, el pobre hombre. Imagino que al poco de morir el tirano, que morirá, a las pocas semanas, los grandes analistas occidentales empezarán a echarle la culpa al capitalismo de los males de la sociedad cubana. Ya pasó cuando se desmoronó el comunismo en Rusia y en otros países. Dejan la zona hecha un erial, y cuando se empiezan a aplicar política para salir del caos, resulta que la culpa es de esas políticas que se empiezan a aplicar.

Otrosí, hay unas reglas que todos conocen. Si se aprueba una ley y no te gusta y tienes capacidad, puedes recurrirla al Constitucional. Hasta ahí, todo normal. Lo hacen los partidos, a través de sus representantes en las instituciones, lo puede hacer el defensor del pueblo etc… pero ¡zas!, se te ocurre recurrir una ley, para lo que tienes perfecto derecho, y los nazionales enseguida se envuelven en la dinámica de “el Estado soy yo”. Para Bargalló, el maestroscuela, el pepé se enfrenta, nada menos que “a la voluntad del pueblo catalán”. Para un tal Guillot, de los ecologetas de iniciativa (comunistas-ecologista-nacionalistas), el presentar un recurso ante un tribunal “es una nueva agresión a Cataluña”. En fin, para Durán, el oscense que representa a un partido que se supone es el moderado, el recurso es un “acto de agresión política contra Cataluña”.

Les propongo un juego estival. Imagínense que estamos en los años cincuenta. El juego consiste en sustituir, en las declaraciones de estos tres polítiquillos afectos al régimen en el Principado la palabra Cataluña por España. ¿No les suena a retórica falangista sobre el complot judeo masónico?

Es que no dan más de sí.

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