Es cuatro de octubre de 1980. Estamos en la localidad alavesa de Salvatierra. Hoy se celebra en el pueblo una carrera ciclista. Para acompañar y regular el tráfico en el desarrollo de la misma, acuden dos números de la agrupación de tráfico de la guardia civil, Avelino Palma y Ángel Prado, acompañados por el cabo José Luis Vázquez. La salida de la carrera está prevista para las tres de la tarde.
Extrañamente, dan las tres y la carrera no empieza. Dan las tres y diez, las tres y veinte, las tres y media, las cuatro menos veinte. Finalmente dan las cuatro menos diez. En ese momento, un grupo de terroristas sale de entre el público y dispara a los dos números que, en sus motos, no tienen tiempo de defenderse y mueren prácticamente en el acto. Disparan también al cabo José
¿Por qué se retraso el inicio de la carrera? La alcaldesa del pueblo María Luisa Murguiondo, y el sacerdote del pueblo Ismael A. Pérez, sabían que el atentado iba a producirse pero que el comando que iba a llevar a cabo los asesinatos se había retrasado. Estuvieron haciendo tiempo hasta que llegaron los asesinos.
¿Qué es más repugnante de toda esta historia?
- ¿Acaso el comportamiento de la alcaldesa y del antiguo sacerdote del pueblo?
- ¿Tal vez la actitud de los vecinos que pidieron a los asesinos que volvieran a rematar a un hombre indefenso que iba a regular el tráfico para proteger a los ciclistas de algún atropello?
- ¿Quizá la del propio ayuntamiento que se negó a suspender las fiestas?
- ¿Nuestro olvido de las víctimas?
PS: Más información en: Euskadi, del sueño a la vergüenza. ¡Basta Ya! Iniciativa Ciudadana, Ediciones B, Barcelona, 2004. Págs. 256 y 257
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