12.2.07

Cine bueno y cine malo

El sábado, vegetando en el sofá mientras leía el periódico, cometí el error de dejar puesta la tele. A eso de las cuatro de la tarde, empezaban a dar en Telemadrid Pasajero 57, una lamentable película de principios de los noventa que, he de reconocerlo, acabé viendo por el morbo de ver una de las peores películas que recuerdo: guión inverosímil, historia de amor tópica evidente desde el inicio, policía brutote pero honrado, secuestrador malvado e inverosímil, música espantosa … en fin, una de las peores películas que recuerdo en el último año…
Quizá para compensar, el domingo por la noche volvimos a ver “El tercer hombre”. El magnífico guión de Greene, la música de Karas y la brillante dirección de Reed apenas han envejecido. Sólo un pero, sagazmente anotado por Jimena: el papel de Alida Valli es flojo, y su personaje quizá el menos convincente de la película.

PS: Si en nuestro Tribunal Constitucional se sabe el sentido de una sentencia en función de quién ha nombrado a los candidatos, que cierren ese circo y dinero que nos ahorramos. El sentido de todos estos órganos independientes es, precisamente, que sirvan de contrapeso al poder político. Si sus miembros van a guardar lealtades a los partidos que los nombran, para eso que pongan directamente diputados en vez de jueces.

2 comentarios:

Rome dijo...

Con la iglesia hemos tomado, amigo Perdíu.

El Tercer Hombre es mi película favorita y creo que me moriré sin ver una que la supere.

Todo en ella encaja perfectamente: es una magnífica historia, porque es simple; es un magnífico guión, porque ningún diálogo está de más, si acaso de menos para dar protagonismo a la imagen... ¡hay secuencia más espectacular que la de la aparición de Welles cuando el rayo de luz le descubre! Ese gesto...

¿Y la música? Cada vez que la oigo se me pone piel de gallina...

No estoy de acuerdo en que el papel de ella sea flojo, quizás sea el que tiene que ser: el de una mujer atrapada por todo lo que le rodea y que, aún así, es capaz de arriesgarse por su amor...

Si no, de qué iba a pasar de largo de Cotten en esa magistral secuencia final que parece no acabar nunca y que, lamentablemente, siempre acaba...

Me apasiona. Hay cosas que me llegan al alma y el tercer hombre tiene todo lo que le pido a una peli.

Anónimo dijo...

La escena final, sí, magnífica. Y la otra que apunta Rome, esa sonrisa descubierta, espectacular. Y muchas otras, esos dedos asomando por la alcantarilla... Pero, por cierto, lo de ella no es amor, es gratitud.