24.4.07

Los apellidos engañan

Los imaginarios colectivos suelen ser, las más de las veces, más falsos que un duro de cuatro pesetas. Los seres humanos tendemos a creérnoslos porque nos simplifican la vida. Aquí los buenos, allí los malos; aquí nosotros, allí ellos. Así se evitan las dudas y las reflexiones: los andaluces vagos, los catalanes sensatos, honrados los castellanos, reservados los gallegos. Cuando los seres humanos se imaginan perteneciendo a un colectivo, además de mandar a paseo a parte de su inteligencia, le hacen el juego a iluminados de diverso tipo que aprovechan el miedo al vacío de la existencia humana para construir esos extraños artefactos que llaman naciones.
Veamos un ejemplo. Los apellidos. Pensamos que nos permiten conocer el pedigrí de una persona: si se apellida Serra o Puig podemos estar seguros de que es “catalán de toda la vida”, un Ibarreche, Aguirre o Iruretagoyena garantizan un buen eusko-label. En fin, los gallegos se apellidan Outero o Raxoi … en sentido contrario, los gallegos son ferreiros o no son; los vascos Urrutia echebarría o tampoco son…

El problema es cuando la realidad muestra otra cosa. El primer apellido más común en Álava es García, (24 por cada mil), seguido de Fernández, Martínez y González. El primero apellido que nos suena a vasco (Aguirre, cuatro de cada mil) está en el puesto dieciséis. En la provincia de Barcelona, los nueve primeros apellidos del ranquin y que siguen a García acaban en –ez (martínez, López, Sánchez…). En fin, Pujol aparece en el número 50. Dos de cada mil barceloneses lo tienen como primer apellido. En Gerona también es García el apellido más usual. En fin, en Guipúzcoa, por cada Larrañaga hay tres Garcías, (cinco por cada Echeverría), y casi siete González por cada Zubizarreta. En Lugo arrasan los López (82 de cada mil) habiendo casi trece Fernández por cada Ferreiro. Y en Vizcaya, diez Fernández por cada Urrutia. Y respecto al perdíu, qué quieren que les diga. Debo ser poco zamorano. Ninguno de mis apellidos está entre los cincuenta más habituales de la provincia. Qué maravilla.
El apellido, parafraseando a Ignatieff; el narcisismo de la diferencia en menor.

Corolario:
El idioma materno gira a su alrededor y cada vez es menos un medio de comunicación y más un fortaleza, o, mejor dicho, una concha […]
Andrujovich, Yuri: El último territorio. Acantilado, Barcelona, 2006. Pág. 129

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Si hombre, ahora es cuando dices que segun el estudio mitocondrial los vascos tienen mas genes en comun con los tunecinos que con los ingleses y la tenemos liada.

Anónimo dijo...

Savater escribió un excelente artículo en El País, hace ya bastante tiempo, no lo he vuelto a encontrar, quizás sea por su título: Necionalismo.

Los Plomez dijo...

Qué te voy a contar de los apellidos majete...
Sugerencia: ayer leí en El Mundo que Google había firmado un acuerdo con otra empresa para la inserción de publicidad en páginas personales... quizá te puedas ganar unos durillos

Anónimo dijo...

Uff, no me lo corrompan...