17.9.07

La Iglesia y los hombres

El camarero me dice: “Ahí te está esperando el sacristán”. Siempre me ha fascinado el profundo anticlericalismo que hay en el discurso familiar de los españoles. “Fíate de la virgen y no corras” oía decir en mi cristianísimo pueblo de pequeño. “Las mujeres van a misa, nosotros a la Iglesia”, me contestaban cuando preguntaba porqué tantos hombres se quedan en el atrio durante la eucaristía”. Tomo asiento. Es claretiano. Me cuenta su historia. Sacerdote en los setenta. El Vaticano II. Había que abrir la Iglesia al mundo. Sus primeros problemas con Roma. La defensa del cardenal Tarancón. Las amenazas de Roma. Sus problemas con Suquía. Su acogimiento por Pedro Casaldáliga, uno de los padres de la Teología de la Liberación. Siguen viviendo en Comunidad. Un cristianismo cercano a los pobres. Y a la izquierda. Debaten. Apuestan por un mundo laico, en el que la religión ocupe un lugar en el corazón de las personas y no el corazón de los países. Celebra la eucaristía en vaqueros. Editan revistas. Mientras me muestra alguna me fijo en sus manos, avejentadas ya. Casi todas las personas que salen en ellas pertenecen a la órbita de la izquierda: Gabilondo, Santesmases, Almeida...

Agnóstico porque no puede ser otra cosa, El Perdíu tiene un gran respeto por la Iglesia Católica. Por la que representa Benedicto XVI y por la que representa mi compañero de almuerzo. Pese a todo, estoy muy lejos de la Teología de la Liberación, falaz utopía que escaso bien ha hecho a los pobres de Iberoamérica. De la pobreza se sale respetando la propiedad privada, con Estados democráticos y con respeto a la libertad de los hombres. No hay fórmulas mágicas, y mezclar marxismo con cristianismo siempre me ha parecido una locura.

Aun así, tengo un gran aprecio por las personas que, calladamente, hacen cosas por sus semejantes sin esperar nada a cambio. Mi interlocutor, que además es paisano y por eso nos hemos juntado a comer, sonríe. Es una buena persona. Y las buenas personas están por encima de las ideologías. Así que disfruto de un buen almuerzo y de una entretenida sobremesa…


PS: El caso es que los propios liberales [progresistas] volvían a esos mismos hechos una y otra vez. En realidad nunca habían salido de los años de la Gloriosa Revolución de Septiembre. Ese era el universo mental de aquellos hombres. Y Giner, que había mantenido intacto el espíritu radical en aquel santuario inmaculado que era la Institución Libre de Enseñanza, se había convertido es una de las grandes referencias ideológicas de una generación que, en vez de mirar hacia delante, se dedicaba a acariciar la restauración de viejos ideales.

Marco, José María: Francisco Giner de los Ríos: pedagogía y poder. Península, Barcelona, 2002. Páginas. 346 y 347.


4 comentarios:

Anónimo dijo...

Por desgracia mucha gente, y muchos de buena fe, creen ver en el socialismo reflejos de la doctrina cristiana. Nada más falso, aparte de que no se pueden comparar modelos políticos con doctrinas morales, para el cristianismo los actos morales no tienen valor si no se hacen libremente, el socialismo es coactivo. La libertad de acción es la diferencia fundamental entre cristianismo y socialismo. Creo que fue Churchill, no estoy seguro, quien dijo "la diferencia entre cristianismo y socialismo es que mientras el cristiano dice, lo mío es tuyo, el socialista dice lo tuyo es mío.
Nota al margen: eso sí, hay gentuza que confunde a la Madre Teresa de Calcuta con Jomeini.

Baba O'Riley dijo...

Devoto Perdiu.
La Teología de la Liberación seguramente sea el único nexo existente entre la iglesia actual y el autentico espíritu cristiano, aunque a algunos les cuesta aceptarlo por las evidentes connotaciones políticas y sociales, seguramente por estar más en sintonía con el encorsetamiento jerárquico católico. De todas maneras, mi irreverencia por cualquier asunto tocante a la religión es tal, que los asuntos vaticanos apenas me despiertan algún que otro bostezo. Siempre he pensado que los eclesiásticos sólo deberían ceñirse a hablar de los temas que dominan, como la masturbación o la sodomía infantil.
Aún así coincido plenamente en la supremacía absoluta de la posible buena voluntad de las personas ante cualquier consideración política o religiosa.

Anónimo dijo...

Quizá los socialistas deberían hablar sólo de aquello que dominan, campos de concentración, gulags, checas, holodomor, represión, censura, tortura, propaganda, genocidio, etc.

Antonio Jesús Sánchez Reales dijo...

No hay Cristo sin la Iglesia, ni Iglesia sin Cristo. La teología de la liberación es un intento de adoctrinar a la propia Iglesia por parte del marxismo, aprovechando las penurias de las gentes humildes.