10.12.07

Un viaje, un libro, un poema

Quizá es cierto que los varones tardamos más en madurar. Un libro. Cuatro amigos, de David Trueba. Un poema de Luis Alberto de Cuenca: Cuando pienso en los viejos amigos.

Este puente nos hemos ido cinco amigos, sin parejas, a
Lanzarote. A hacer esas cosas que a las mujeres les ponen nerviosas. A saber. A ganar al mus. A perder al padel. A bañarnos. A echar el rato en el spa. A hablar de fútbol. A comer. A cenar. A vaguear. A leer el periódico. A roncar. A hablar de política. A no tener horarios. A hablar, en suma, de ese tipo de cosas de las que hablamos los varones únicamente cuando no hay mujeres cerca.
El hotel tenía un punto hortera, pero eso ya se lo contaré, desocupado lector, otro día.


Uno se va haciendo mayor y va viendo como su vida cambia. Cada vez estamos todos más ocupados. Cada vez todo va más rápido. Los amigos van desapareciendo de nuestras vidas. Algunos siguiendo de manera precisa el esquema que canta el poeta: “Cuando pienso en los viejos amigos que se han ido / de mi vida pactando con terribles mujeres / que alimentan su miedo y los cubren de hijos / para tenerlos cerca, controlados e inermes”. El último verso es magnífico: tenerlos cerca, controlados e inermes. Esa concepción de la pareja como una anulación y no como una suma. Así que la propuesta era ¿Por qué no darnos un homenaje los amigotes? Y ahí fuimos. El hijo del Carolito, compañero de victorias al mus. Carles, un toque de clase para un viaje tan desaseado. Àngel, un senabrés impasible, y Jaime, un toque italiano aderezado con ronquidos imposibles. Frases célebres del viaje: “el camarero gasta bromas”; "pero si eso no sabé a ná". Hemos vuelto reventados, a incorporarnos de nuevo a la vida diaria. Siempre es un placer volver a casa, y más cuando es Jimena la que espera, dormida, bajo el nórdico.


La semana viene apurada (mañana toca Palma y pasado Extremadura), pero a ver si tengo un rato y les cuento mi impresión de las islas. Y también de mis lecturas. He devorado el
Adiós Cataluña, de Albert Boadella. Muy recomendable para los catalanes del “aquí-no-pasa-nada-nos-comemos-la-tostada-ni-siquiera-te-levantas-del-sofá

4 comentarios:

Anónimo dijo...

La juventud es una enfermedad que se cura con los años. Pero con el narcisismo se cura todavía más rápido.

Anónimo dijo...

Un viaje sencillo, sin grandes pretensiones y con buenos momentos. Tranquilidad. Risas. Descanso. A veces las cosas no son tan complicadas como parecen

Anónimo dijo...

Anónimo, cada vez tienes menos excusas para no subir en avión.

Anónimo dijo...

Hornuez, no deja usted de sorprenderme...