4.4.08

Atardeceres riojanos

Aconteceres laborales me acercan al Museo que la empresa Würth ha abierto cerca de Logroño. Un descubrimiento. Como museo y como concepto. Primero porque me interesa el arte contemporáneo. Y el museo, que está aún en mantillas, empieza a tener una colección interesante: obras de Manolo Valdés; esculturas que reflexionan sobre la trama de los espacios urbanos industriales, experimentos con madera. Lo industrial como metáfora de una modernidad que acaba. Como un mundo que vivíamos y que vemos derribarse, oxidado, en los polígonos de las ciudades.
El concepto también es fascinante. Un Museo puesto en marcha por una empresa. Museos privados, tan escasos en un país con tan poca vida privada como el nuestro, en el que vivir fuera del presupuesto es vivir en el error.
Tras la visita al Museo, habla el presidente
Sanz. Toda una sorpresa. Lo tenía por un político de provincias, pero es mucho más. Da un discurso de manual. Para empezar, sin papeles, coño, que es como hay que hablar en público. Citó a todas las personas que habían intervenido antes que él, y los citó haciendo que se sintieran importantes. Repartió con elegancia elogios a las entidades que habían organizado el acto. Fue breve, lo cual es de agradecer en este tipo de actos. Luego, en los corrillos, algunos altos cargos me reafirmaban la impresión: “conoce los departamentos del gobierno mejor que algunos consejeros”.
Y yo pensaba, cuántos políticos hay en Madrid con bastante más nombre y bastante menos capacidad.

PD:
el video de ayer es una buena metáfora de la insoportable levedad de nuestra ¿política? exterior. Es lo que tiene tener a un auténtico estadista en la jefatura del gobierno

No hay comentarios: