1.8.08

Libertad, libertad, libertad...

Me preocupa la condena a Jiménez Losantos. Me preocupa que un juez diga que ciertas expresiones son propias del barroco pero no de ahora. ¿debo pagar multa por llamar a esa calamidad que tenemos en Moncloa “simplón de león”?. No se dan cuenta los patéticos de público y o del fancine de prisa de aquello de “cuando las barbas de tu vecino veas pelar”?. Y no vale decir “es que él insulta”. La diferencia entre la ironía, el insulto y la crítica es, en política, mucho más fina de lo que puede parecer. Y hay que ser muy cuidadoso con poner límites, ya que es posible que, a cuenta de evitar el insulto, acabemos multando la crítica o la ironía. En fin, la libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos…

PS: "Allí donde el tirano encarna la razón, el papel del intelectual pasa a ser vital en la transmisión de la razón al pueblo en cuyo nombre se aplica. Si bien quiso en su día borrar de la faz de la tierra a los tiranos, el intelectual moderno terminó por interpretarlos y por estar a su servicio. Lejos de representar una desviación del ideal […] Sartre es, en efecto […] la esencia misma del intelectual del siglo XX". Judt Tony:
Pasado imperfecto. Los intelectuales franceses, 1944-1956. Taurus, Madrid, 2007. Página 355

PD: He aquí la diferencia
entre un hombre comprometido de verdad y un patético grupo de estúpidos titiriteros venidos a más. ¿Se ve clara la diferencia?

6 comentarios:

Anónimo dijo...
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Anónimo dijo...
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Anónimo dijo...
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Anónimo dijo...

Razón tienes Perdiu, que la libertad peligra allí donde el máximo poder de un país se identifica con una ideología experta en utilizar la democracia para destruirla.

Sólo una pequeña matización en tu denuncia a la injusta interpretación de la legalidad. Quien condena a Losantos no es un juez, es una jueza. Sería conveniente que Losantos se fuera “poniendo las pilas”, pues si Losantos hubiese sido dama en vez de damo, el tratamiento jurídico hubiera tenido otra sensibilidad. Ya sabes que hay un lenguaje insultante típico de los programas rosa que está permitido entre damas, pero es condenable si es utilizado por damos. Sobre todo si quien tiene que interpretar si dicho leguaje es insultante... y tiene el poder jurídico para utilizar la ley, es una dama.

¿Te acuerdas Perdiu, cuando las feministas colgaban en la plaza de Madrid a los muñecos de trapo con el nombre de los jueces que hacían sentencias no acordes con el hembrismo jurídico? ¿Te acuerdas Perdiu, de las amenazas y deseos de muerte de una famosa periodista catalana, muy feminista ella, declarando el deseo de muerte de otros periodistas? ¿Dónde estaba esta jueza? ¿Y en el supuesto que la hubiese juzgado, tendría para con dicha periodista la misma actitud interpretativa de la ley, y por tanto, daría similar sentencia?

¡Ah!, se me olvidaba que la presidencia del constitucional ha creado escuela, es decir, una nueva corriente interpretativa al respecto de la sensibilidad que hay que tener a la hora de dictar sentencias, en base a la ideología y el sexo de pertenencia...

Recibe un cordial saludo por tu valiente denuncia,

Pablo el herrero

Isidoro Lamas dijo...

Al margen de mayores especulaciones debe reconocerse que Losantos insultó al señor Zarzalejos. Y lo hizo reiterada y gratuitamente. De hecho, es clave para la condena que ha habido (tal y como explica perfectamente la jueza en su sentencia) el que las descalificaciones a Zarzalejos fuesen reiteradas a lo largo del tiempo y que no guardasen muchas veces ni siquiera una mínima relación con alguna noticia. Así, como cualquiera que escuchase habitualmente a Losantos estos dos últimos años sabe, digamos que Losantos dedicaba varios minutos en cada uno de sus programas a insultar a Zarzalejos (o a Gallardón) por el mero ánimo de ofenderles o hacerse el gracioso.

Puede que a algunos nos haga gracia que se insulte públicamente a una persona y se la convierta en un monigote de trapo al que zaherir. Puede. Pero también puede que a algunos les guste agredir físicamente a alguien por considerarle inferior o puede que incluso matarle. Pero la ley no puede contemplar tales gustos sino más bien reprimirlos, castigarlos.

En suma: las condenas últimas habidas contra Losantos no son "un juicio a la libertad de expresión" sino un juicio, perfectamente legítimo, por injurias y calumnias. Delito semiprivado éste del que Losantos es plenamente culpable en muchos casos. Otra cosa es que, por la privada naturaleza apuntada del tipo penal de injurias y calumnias, los insultados decidan denunciar. Por eso la defensa que Libertaddigital y otras plumas están haciendo del caso de Losantos es absurda. Si consideran que El País, Felipe González o la Ser injurian a Losantos pues... que les denuncie Losantos: así de simple. Clamar por una presunta primacía del principio de igualdad frente al de legalidad, ya sea por ignorancia de la jurisprudencia al respecto o por su omisión, no tiene sentido: y mucho menos en caso de un delito que no es perseguible de oficio.

Pero bueno, algunos seguirán despeñándose por las cuestas de ese conspiracionismo que se alimenta a sí mismo...

Anónimo dijo...

¡Hombre Isidoro!, del conspiracionismo del que hablas, por supuesto que hay gente interesada en creer en ello; pero la pregunta hacerse aquí, es... ¿a quién le interesa más que se desarrolle la sospecha de conspiración, a los que “per se” creen en ella, o a los que con su veredicto jurídico han dejado, en lo que refiere a los autores de dicho atentado, en total desconocimiento y desamparo jurídico a las víctimas que lo sufrieron?

Una cosa es que el psicópata De Juana, (por ejemplo), fuesese el que mató a un familiar tuyo, en su día fuese condenado y ahora lo tengas de vecino; y otra muy distinta, es que se hiciese juicio para condenar solamente a unas siglas (ETA en el ejemplo) y ahora sin saberlo tengas de vecino al asesino de tu familiar que en nombre de ETA lo mató. En el primer caso es un drama lo que vivirías, pero te podrías defender; en el segundo, en cualquier momento podrías volver a ser víctima. Aunque sólo fuese por ética jurídica, política y social, yo no daría por cerrado un caso de la embergadura del que hablamos, hasta que no encontrara al asesino.

Ese es el análisis que creo hay que hacerse a la hora de responder a la pregunta... ¿quién está más interesado en alimentar la sospecha de la conspiración?.

Un saludo

Pablo el herrero