19.11.08

Era noviembre

El tren atraviesa Castilla. Son apenas las siete y media de la mañana. Va amaneciendo. La prensa habla de Garzón y de su manifiesta incompetencia para abrir las fosas, y de que el gobierno reacciona con brillantez ante la crisis saltándose el límite de 3% de déficit. Hace frío. Las mañanas de noviembre son lo que son. La soledad y el ángulo recto. Castilla. Es apenas inteligible, a estas alturas de la historia, que en esta parte de la península se creara un reino, y luego una corona que fue parte fundamental en la creación de una nación que luego expandió su lengua por el mundo. Castilla hoy es, y para mí ha sido siempre, pues no la he conocido de otra manera, un sitio del que la gente se va. Un lugar en el que quien se disculpa es el que se queda (verás, quiero una vida tranquila, para mí y para mis hijos…). Castilla es un sitio vacío, sale uno de Madrid por la a seis y desde que entra en Castilla hasta que llega a su destino apenas hay otra cosa que campo y páramo. Una región en la que hay zonas, como la mía, con una densidad similar a las regiones polares de Suecia y de Noruega.
Castilla es, además, el lugar donde me fui haciendo mayor. Y de aquí saqué parte de sus virtudes y muchos de sus defectos. Ese carácter tímido, ese horror ante las muchedumbres, esa parquedad en los gestos…
Ya casi hemos llegado. Con tanto palique se nos ha hecho de día. Hoy he bajado la guardia y he hablado demasiado de mí, desocupado lector. Debe de ser noviembre. Sus colores, cuando atravieso Castilla, me vuelven melancólico.

PS: "He ido muy lejos a admirar las escenas de la naturaleza; habría podido contentarme con las que me ofrecía mi tierra natal".
Chateaubriand
, François de: Memorias de ultratumba (Libros I-XII). Tomo I. Página 205.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Perdone, pero Madrid también es Castilla históricamente