10.4.09

Una vida muy agitada...

El lunes toda la mañana en El Mercado, echando unos vinos, como cuando era más joven. Me sacan de qué familia soy por la nariz, “es igual que la de tu abuela”, estas cosas sólo me pasan aquí, este espacio premoderno en el que me sumerjo cuando llego a Sanabria. Amb el amic Joao nos vamos a comer al Parador. Menú degustación, delicioso, un plato de Aiguablava. Aquí el presidente de La Casa, le digo a Juanjo, el Director; planes de futuro, vamos a hacer cosas juntos. Luego toca echar la partida en los meleiros. Pierdo, en fin. Para cenar nos vamos a Aguallevada, esas magníficas berenjenas califales y pollo con setas. Luego echamos allí las copas. Tanqueray, limón exprimido y tónica. Mezclado, no agitado. Nos dan las tantas. Al día siguiente consigo hacer algo de bici. Conseguimos mesa para comer en El Empalme. Todo un descubrimiento. Qué delicia de entrantes y qué maravilla de codorniz con ciruelas. Buena gente Gloria y Elías. Allí conocemos al gerente del casino de Chaves. Habrá que darse una vuelta por allí, pienso mientras me veo animando a malafacha con el hijo del carolo al lado y un puro en la mano. Nos vamos a echar el café al Lago. Siempre hay que ir al Lago. A rezar, a presentarle nuestros respetos. Es el padre de todos nosotros. Allí está él, y allí está mi tío abuelo, en una descolorida foto de los años veinte, contemplando nuestro espejo de soledades. Café, copa y puro en el chiringuito de los Enanos. Joao dice, porqué no vamos a cenar a mi pueblo, y allí vamos, Isildur, Joao y yo. Compramos la cena, almejas con alcachofas y dorada. Escuredo es un pueblo hermoso y castellano, varado donde acaba la provincia. Un pueblo pequeño, digno y recoleto, que supo hacer de la ausencia de poderes públicos un acicate para la autogestión de sus recursos. Cenamos, bebemos y charlamos alrededor de la lumbre. La conversación, la buena mesa y la amistad no hacen más feliz al hombre; lo hacen, simplemente, hombre. Copa final en el Scaparate, dónde si no.  

La ristra de homenajes no podía acabar, ya en la capital, en otro sitio que no fuera El Rincón de Antonio. Buena manera de empezar la fase zamorana de mi semana santa.

 

PS: "Pero el más decisivo [de los motivos para seguir escribiendo poesía] se halla en la verificación melancólica de la caducidad de las cosas. Ninguno de mis ideales de hace veinte años ha resistido el paso del tiempo. Rostros y cuerpos queridos que irrumpieron alguna vez en mi vida van difuminándose bajo la luz agria de la memoria y ya no me estremece la tenue evocación de sus imágenes".

Juaristi, Jon: “El pacto realista” en Juaristi, Jon: Sermo Humilis (Poesía y poética). Diputación de Granada, Granada, 1999.  Página 104.

3 comentarios:

Xibeliuss dijo...

Una vida muy agitada... y bien aprovechada. ¡Vaya recorrido por Sanabria! Y eso que el tiempo no acompaña del todo.

Unknown dijo...

Ya sabes amigo Perdiu, no todo el mundo puede decir que ha comido en el mismo restaurante que Botín o Bill Gates. Todo eso sin salir de los límites de Zamora, y eso que cuando uno va para Escuredo tiene el riesgo de rebasarlos.
Vaya tres días que nos arreamos. Yo se que vostros (Isi y Tu) vos heis tenido que venir a Madrid pero el sentido sigue a allí.
Del nuevo Gobierno, ya ni hablo.
Señores nos hundimos, cojan el violín

hornuez dijo...

Ya no quedan hombres que frecuenten El Carpanta, el Mesón y los chuletones...