14.12.09

La identidad como nostalgia

Se celebró este finde en Zamora el Encuentro Internacional de las Comunidades Castellanoleonesas por el mundo. Nada de identidad, pero sí mucha nostalgia. Cada uno con sus problemas, pero todos, en le fondo, tan parecidos. El no estar solos cuando uno está lejos de lo que considera, iluso, su patria o su tierra. Buena gente, y gente trabajadora. Los tiempos han cambiado, y la misión de las Casas regionales, también. Allí nos hablaban de sus casos, el esfuerzo por montarlo en Lérida, el esfuerzo para sobrevivir en Lejona (los jóvenes no participan porque se sienten excluidos de la cuadrilla), las ayudas del Ayuntamiento en Baracaldo, la concepción mejicana de conseguir involucrar a los nietos, la brillante idea de renovación generacional de mis amigos de Madrid, cómo Fernanda logró reunir a los jóvenes en Bahía Blanca, al sur del Mar del Plata….

Hubo espacio también para conocer otras realidades. Jóvenes descendientes de castellanoleoneses que llegan a la región para hacer estudios de postgrado: conocer la realidad del otro difumina las diferencias, de eso nunca ha habido duda. Ni todos los bolivianos son andinos, ni todos los argentinos porteños. Y viéndolos aquí, buscando un futuro mejor, no puede uno evitar recordar aquellas palabras del que quizá sea uno de los textos políticos más hermosos de la historia: “We hold these truths to be self-evident, that all men are created equal, that they are endowed by their Creator with certain unalienable Rights, that among these are Life, Liberty and the pursuit of Happiness".

La vida, la libertad, la búsqueda de la felicidad. ¿Acaso hay algo más?

PS: hablé con algunos cubanos. Y recordé la magnífica canción de Porno para Ricardo, y su letra insuperable: “Corazón que encadenas los sueños, para hacer una fiesta peor, convirtiendo los años vividos en eternos pasajes de horror. Si compartes mi oculto secreto, te diré que conspiro contra él y millones a Dios le pedimos que haga ya detener su corazón, pues su vida es dolor repartido, cuando antes se muera mejor. Estos años de hambre y de sombras, llevan todos tu nombre Fidel […]”.

PD: a ratos el sábado, pero sin claridad.

2 comentarios:

rebolloa dijo...

Es curioso, porque experimenté algo similar en uno de los Txokos de Miami, donde tienes vascos que se mudaron aquí de jóvenes, y cuarenta años después, no han perdido el acento. Sin embargo, no todos sus hijos hablan bien el español o el euskera. Es mas, como pasa uno la identidad de padres a hijos? Como hago yo que mi hijo Andoni entienda lo que es haber crecido en Bilbao, cuando él lo está haciendo en Miami Beach? Porque ir a Bilbao una semana o dos al año, no es suficiente ni para mi, con lo cual, poco efecto puede tener en él. El puede aprender a cocinar pintxos y marmitako, a apreciar el txakoli (perdiu controlate), le puedo enseñar el euskera bizkaino que recuerdo, y a jugar a pelota si encuentro un frontón. Pero será dificil que comparta mi felicidad paseando por Bilbao, comiendo un pastel de arroz para desayunar, o subiendo al Amboto, si no ha crecido experiméntandolo y aprendiendo por cuenta propia, a apreciarlo.

Hornuez dijo...

Fíjese que le digo que no lo veo nada claro...