7.3.10

Ética y estética periodística

Llevaba tiempo queriendo comentarle, desocupado lector, la lección de ética y estética periodística con la que el fancine de prisa castigó hace un par de semanas a sus lectores. Que La Razón o Público mezclen de manera sistemática opinión con información es un clásico ya y a estas alturas no se escandaliza nadie. Pero que lo haga un periódico dizque serio, debería llevar a sus lectores a pensar qué opinión tiene de ellos el diario que leen.

Un buen ejemplo de la basura que la izquierda vende como si fuera información, un ejemplo claro de opinión camuflada de realidad.

El caso es que, como todo el mundo sabe, el reparto de las frecuencias autonómicas y locales de la TDT fue una vergüenza en toda España (y digo en toda, incluyendo la Comunidad de Madrid y la Comunidad Valenciana): adjudicaciones a dedo a través de apariencia de concursos para favorecer a los amigos, con el objetivo además de tener medios dóciles cerca: empresarios amigos a los que satisfacer y grupos ante los que doblar la rodilla. Así, el mapa es sencillo de trazar, donde gobernaba el pepé, licencias para intereconomía, la cope y libertad digital, y donde gobernaba la izquierda, licencias para prisa. En Cataluña y el País Vasco, un poco de todo pero en la misma sintonía que la legendaria sentencia de Romanones, ya saben la de los amigos y el culo.

El caso es que el fancine de prisa se puso digno y publicó un presunto reportaje en el que denunciaba, es intolerable, que las frecuencias sean de otros y no suyas. Y lo hizo con la excusa, ya saben que bien les funciona, de que viene la derechona. El supuesto reportaje debería estudiarse en las facultades de periodismo como un magnífico ejemplo de mala hostia, ignorancia y sectarismo a partes iguales. Léanlo pinchando aquí y busquen a lo largo del texto algún comentario sobre el proceso de adjudicación de las licencias en Andalucía, Extremadura o Cataluña. Busquen, busquen…

En fin, a los pocos días, el desaguisado se completó con un supuesta tribuna de un tal Gutiérrez en la que sólo faltaba pedir el cierre de las emisoras que no le gustan para que “la mayoría democrática y progresista”, como él la llama, ocupe de nuevo su lugar..

Esta es nuestra izquierda y este es su nivel

Una broma siniestra.

PS: [Durante el secuestro de Aldo Moro] El siniestro profesor Negri celebró encuentros en los que junto a sus camaradas se dedicó a pontificar acerca de la conveniencia de poner en libertad al distinguido estadista o más bien matarlo.

Burleigh, Michael: Sangre y Rabia. Una historia cultural de terrorismo. Madrid, Taurus, 2008. Pág. 283.

1 comentario:

Ruy dijo...

Lo siento. De El País, como dijo D.Quijote de lo que huele mal: Ni asomarse.