25.4.10

Las cosas y la mudanza

Hoy domingo, con las primeras primeras cajas ya empaquetadas y sacadas de casa, continúo con el proceso que, en menos de una semana, me sacará de aquí. Y mientras voy viendo lo que me llevo y lo que no, no puedo dejar de acordarme de un hermoso poema de Borges. Un poema que nos recuerda la futilidad de términos como “posesión”, “mío” o “tuyo”. Uno compra algo pensando que es suyo y no termina de darse cuenta que lo que compra es el uso durante un tiempo. Un tiempo siempre limitado.

Disfruten del poema, mientras yo sigo haciendo cajas antes de ir a tomarme una cerveza Tostada como Mi Coronel, que para esto está hoy de cumpleaños:


"El bastón, las monedas, el llavero,

la dócil cerradura, las tardías

notas que no leerán los pocos días

que me quedan, los naipes y el tablero,


un libro y en sus páginas la ajada

violeta, monumento de una tarde

sin duda inolvidable y ya olvidada,

el rojo espejo occidental en que arde


una ilusoria aurora. ¡Cuántas cosas,

láminas, umbrales, atlas, copas, clavos,

nos sirven como tácitos esclavos,


ciegas y extrañamente sigilosas!

Durarán más allá de nuestro olvido;

no sabrán nunca que nos hemos ido."


PD: Por cierto qué hermoso texto de Savater el de ayer en el fancine de Prisa. Que ironía que el medio guerracivilista por excelencia publique este canto a la concordia. El final es fantástico, no me digan que no.

1 comentario:

miguel dijo...

Los cambios son a veces inevitables y siempre importantes. Quizá ño mas importante que mete usted en las cajas no son libros o ropa o cachivaches...son amigos que desde cualquier parte están con usted.