12.4.10

Predicação

El Portuñol. Esa capacidad de la gente de frontera para comunicarse. Jóvenes rurales en el auditorio. Mi rollo sobre la necesidad de articular sociedad civil en los espacios rurales; mi reflexión, como un telepredicador, micrófono en mano, sobre el mal negocio que supuso para estas tierras, en general, la construcción de España y Portugal como naciones. El paisaje, desolador en la frontera, lleno de bancales un poco más al interior. Me fascina la Raya. Su soledad, su abandono de siglos. Dejada de la mano de dios. Los pueblos, camino del abandono, las malas carreteras. El sol, de justicia. La Raya. Figueira y su Convento. El atardecer cuando uno camina hacia el oeste y el viernes se va escapando como arena entre los dedos. La lumbre y el pulpo. Cuando llegamos, allí estaban Paco y Silvia esperándonos. Y la buena gente que fuimos conociendo. Trabanca, una muestra de que el declive no está escrito en ningún lado. Vila Nova, una joya rural en lo que aquí es el Alto Duero. Mi compañera de Mesa, brillante a la hora de hacer pensar al público. Luego, en la comida, charla. José Luis y los esfuerzos por escapar a la maldición de la frontera. Joao Paulo, orgulloso del tiempo que pasó aquí Cristiano Ronaldo. “Nuestro problema es que aquí no hay gente”, me dice con elegante tristeza, agarrándome del brazo en un aparte. Davide, presidente de la Gustavo Filipe, estudiante en Oporto y líder juvenil en su zona. Qué hacer y a dónde llegar. Cómo participar, cómo motivar, cómo evitar que todo el mundo se quede en casa. Luego un par de visitas a empresas modélicas de la zona, una almazara y una bodega. El Oporto nace aquí, aunque se venda río abajo y de allí tome el nombre. Un moscatel exquisito. La vuelta a casa, con productos de la zona con los que nos agasajaron nuestros anfitriones. Un fin de semana magnífico. Emplazados además a una visita a Fermoselle.

La vida.

Todo eso que pasa mientras haces otras cosas.

PD: "Como nos lo recuerda Marcel Detienne, la noción de autoctonía griega, que sirve de base a las nacionalidades modernas, supone que la voz del autóctono nazca de la misma tierra desde donde éste habla e implica así una identidad simbólica entre el locutor y el lugar donde se realiza el acto de enunciación".

Guerrero, Gustavo: Historia de un encargo: “La catira”, de Camilo José Cela. Barcelona, Anagrama, 2008, Página 98

1 comentario:

rebolloa dijo...

Me alegra de que le fuera bien la ponencia en la zona fronteriza. Un saludo!