El tiempo pasa.
Las cosas se van cerrando.
Y ahora que creo que ya puedo recitar en voz alta aquello de Out of the night me acuerdo, claro, de un poema que el poeta escribió en un momento duro y difícil de su vida. Un poema cuyo primer verso he seguido, paso a paso:
Cuando llegue la hora, no hagas ruido.
La casa bulliciosa
olvidará tu paso al poco de irte
como se olvida un sueño desabrido.
No te valdrá el amor ni la paciente
entrega a su cuidado.
Márchate silenciosa,
suavemente.
Entre sus moradores, alguien crece
para quien defendiste la techumbre,
los muros y los altos ventanales
donde la luz cernida comparece
cada nueva mañana.
Es la costumbre:
Permanecer no entraba en el contrato
y es preciso partir
(de todos modos,
no pensabas quedarte mucho rato).
Adios, Jimena, adiós.
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