25.5.10

Scott, la música y yo

Doble sesión de Ridley Scott la última semana. En casa, Blade Runner. Su estreno en cines me pilló muy joven, así que soy de los que llegó a la película habiendo leído antes el libro de Dick. La peli la había visto, a fragmentos, hace años. Esta vez la vi entera. Un clásico, sí señor. El atormentado Deckard, el ambiente decadente, las grandes preguntas. El personaje, en este caso la máquina, en busca del autor, las memorables palabras finales.

También, en el cine, Robin Hood. Buena relectura del mito, aportando alguna novedad. No tendría mucho sentido haber hecho la misma película que se hace cada quince años sobre el bandido inglés. Aquí se plantea como una precuela, valga el palabro, que termina justo donde empieza la leyenda. Sombría, en la línea de Scott, y con buenos actores. Interesante.

Por cierto que fui también a los toros. A San Isidro, claro. Es plástico el toreo, quizá el último espectáculo premoderno que nos queda en este mundo bobo de lo políticamente correcto. Es difícil igualar el momento en el que el banderillero se suspende en el aire de camino al toro. El toreo: un arte en el sentido literal de la palabra.

Hablando de artes, cómo es capaz de emocionarme la buena música, lo voy descubriendo con los años. Cuánto me hubiera gustado saber más de música y no ser el analfabeto funcional que soy (también) en este ámbito.

Ser consciente poco a poco de las cosas que ya no harás en tu vida, eso es exactamente envejecer.

Qué pena.


PS: Descubrimientos: Damien Rice y su bola de cañón: There’s still a little bit of your taste in my mouth / There’s still a little bit of you laced with my doubt. / It’s still a little hard to say what's going on.

There’s still a little bit of your ghost your witness / There’s still a little bit of your face I haven't kissed / You step a little closer each day / That I can´t say what´s going on

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