3.9.10

Aquella España

Nos ha hecho mucho daño a todos que la historia de finales del XIX y principios del XX nos la hayan contado desde la narrativa de la ILE. La terrible ILE. Pasamos sobre la obra de Cánovas y el reinado de Alfonso XIII como una época tonta y perdida, en espera de la llegada de la supuestamente ansiada Repúlblica.
Las cosas, como casi siempre, fueron mucho más complejas; sólo hay que leer un poco para darse cuenta.
Sigo con el número de la Revista de Occidente dedicado a Shanghái. Escondido como a la mitad, un ensayo breve sobre Antonio Ramos. Un español de la época, quinto por cierto de mi bisabuelo Pedro. Y es que en el fantástico y fantasioso Shanghái de las concesiones, del Bund, hubo una pequeña pero muy activa colonia española. No siempre fuimos un país de paletos esperando la llegada de apóstoles progresistas que nos iluminaran. Ramos era miembro de aquella colonia española. Saltó de Filipinas a China cuando los yanquis ocuparon aquel territorio. Y llevó el cine consigo. Suyos fueron los primeros negocios relacionados con la proyección de películas en la ciudad, en aquel entonces, como ahora, una de las metrópolis más bulliciosas del mundo.
Pero hubo más, Abelardo Lafuente, arquitecto madrileño que dejó firmados más de veinte edificios en la ciudad, entre ellos el Hotel Majestic, Alberto Abraham Cohen, dueño de casi todos los rickshaws de la ciudad, Juan Mencarini, Francisco Salas, el agustino Cerezal...
Orillados ya por la historia, es emocionante recordar sus andanzas en aquel momento y en aquel lugar.
Porque no siempre fuimos un país de derrota en derrota. Porque aquí, como en tantas otras ocasiones, no siempre lo peor es cierto.



PS: "Lérmontov tenía a gala ser descendiente de aristócratas escoceses y españoles. Siempre se vanaglorió de proceder del Duque de Lerma, a quien vemos retratado imaginariamente por el poeta: tez oscura y barbado. Confesó que lo había soñado así".
Molina, Cesar Antonio: Lugares donde se calma el dolor. Barcelona, Destino, 2009. Página 268

PD: Mérida

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