20.9.10

Miscelánea cultureta

La lectura de los lugares donde se calma el dolor me dejó con ganas de echarle un ojo, por fin, al Gatopardo. Iba a leerlo en verano pero se me fue el santo al cielo. Como en la obra de Molina se habla casi más de la película de Visconti que del libro de Lampedusa, decidí, por fin, ver la película. Me queda una sensación agridulce; digamos que me gustó más leer sobre la película con Molina que verla en realidad. Demasiado larga (en esto se parece mucho a Novecento), demasiado lenta (creo que no sólo en el cine francés se pueden ver crecer los geranios) y demasiado plana. La historia es muy buena: cómo se creó un país y como se derrumbó un mundo; y el papel del Príncipe es magnífico: alguien que sabe que su mundo está desapareciendo y lo asume con la lucidez con la que los inteligentes asumen sus derrotas: sin ruido, sin alarmas, sin jeremiadas….

Fuimos también a ver El americano. La película es buena, el pueblo italiano en el que se ubica, casi otro protagonista más. A veces pierde algo de ritmo, pero no desmerece. Un buen entretenimiento para un domingo por la tarde: un asesino a sueldo cansado de la vida que lleva. Cómo intentar cambiar de vida cuando te has convertido en alguien con demasiada información acumulada.

Para ellas, a mayores, un monográfico sobre Clooney.

Cayó, por fin, El americano. Billy Wilder en estado puro. La América en cambio de los años sesenta. Infidelidades y fidelidades en una gran compañía, con un “pobre diablo” de por medio. Humor y drama combinados. Iban llegando cambios sociales que hoy nos parecen ya plenamente asentados (la mujer se incorpora plenamente al mercado laboral, por ejemplo) y no todo el mundo los recibía por igual. Un clásico.


PD: vibrante John Adams. Emocionante el capítulo en el que se cuenta la redacción uno de los más hermosos documentos políticos jamás escritos por el hombre; aquel que empieza:"Sostenemos como evidentes estas verdades: que todos los hombres son creados iguales; que son dotados por su creador de ciertos derechos inalienables; que entre estos están la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad; que para garantizar estos derechos se instituyen entre los hombres los gobiernos, que derivan sus poderes legítimos del consentimiento de los gobernados; que cuando quiera que una forma de gobierno se vuelva destructora de estos principios, el pueblo tiene derecho a reformarla o abolirla, e instituir un nuevo gobierno que base sus cimientos en dichos principios, y que organice sus poderes en forma tal que a ellos les parezca más probable que genere su seguridad y felicidad".

2 comentarios:

Jordi Roca - PP Tarragona dijo...

Creo que quería decir que cayó, por fin, El apartamento.

El Perdiu dijo...

Tiene usted toda la razón...