19.9.10

Sobre la historia natural de los refugiados

Más teatro. De nuevo en las naves del Español, en el Matadero. Fui con poca fe, aunque animado, porque al teatro siempre hay que ir y siempre es posible que se lleve uno una sorpresa. El título de la obra (El proyecto youkali) y la temática (un rollo de la comisión de ayuda al refugiado) me hizo temerme lo peor, tipo danza étnica sin ton ni son. Pero me equivoqué. Una obra bien montada, bien trenzada, y que va más allá de la mera denuncia de cómo tratamos entre todos a las personas que se desplazan como refugiados de un lugar a otro. A los que llegan aquí pidiendo asilo y en realidad pensamos que vienen a robarnos. O a jodernos.

Todos podemos convertirnos en refugiados en algún momento. Porque todos, en algún momento de nuestra vida, quizá debamos comportarnos como Thomas Stockmann.

Una obra que nos hace pensar sobre lo poco sólidas que son las cosas en nuestro mundo. Al final de la obra, recordaba la sentencia que Ramiro de Maeztu dejó escrita en el último artículo que publicó en vida antes de ser asesinado por el gobierno dizque legítimo de la dizque República en 1936: “Que la civilización no puede darse nunca por supuesta. Hay que defenderla. Siempre está amenazada”. Que alguien le hubiera dicho a los mejicanos hace quince años cómo iban a estar ahora; o a los libaneses hace treinta. Teatro, en fin, del bueno, porque, lo sabían los griegos y nos lo recordó el bardo de Avón, los hombres estamos todos hechos de la misma materia que los sueños. Y el teatro nos hace soñar. Y viajar. Y crecer. Porque al teatro hay que ir no para ser mejor persona, sino para ser persona. No para ligar, sino para mostrar lo que uno es; hay gente que va y no vuelve; hay otros que volvemos. Siempre. No sé cuando la quitan, pero no deje de ir a verla, desocupado lector.

Por cierto que nos recomendaron vivamente Incendies. La mejor obra que pasó por Madrid el año pasado. Habrá que volver, y de nuevo en buena compañía ¿verdad Mi Coronel?


PS: […] Ahora corremos el peligro de confundir no solo a otros, sino a nosotros mismos; de caer… bajo la maldición de san Pablo contra los que pueden ver la crueldad y no se encienden”.

Informe de Owen O´Malley, embajador británico ante el gobierno polaco en el exilio. Citado por Tzouliadis, T.: Los olvidados. Una tragedia americana en la Rusia de Stalin. Debate, Barcelona, 2009. Página 265

1 comentario:

Unknown dijo...

Por supuesto que iremos y tenga usted por seguro que lo haremos como siempre, en buena compañía.