17.11.10

El último del círculo

Compro en el Círculo en homenaje a mi padre. No creo que nunca sea capaz de darme de baja. Vino a Madrid. Con la poca cultura que una España salida de una guerra maldita daba a los niños en los pueblos. Pero siempre ha valorado los libros. Y ha leído mucho. Se hizo del Círculo hace tantos años que ya casi ni me acuerdo. Es más, yo no debía de haber nacido. Ayer me llegó el último pedido. Después del Reich. Una reflexión sobre un tema que me abrió Sebald, a través de Jesús, hace ya muchos años. Cómo acabó la guerra para el pueblo que la perdió.

Hablando de libros. Sigo mediado con la inquietante novela de Muñoz Molina que también compré ahí. Una historia que tiene párrafos que parecen escritos por mí. Y para mí. Es lo que tiene la literatura. A veces uno piensa que está viviendo algo que nadie ha vivido y basta con abrir un libro para darse cuenta de que las pasiones, los recelos, los engaños, las ganas de vivir, la búsqueda de la felicidad acompañan al hombre desde que el primer simio tomó conciencia de sí mismo. De que las cosas que nos pasan, vistas en perspectivas, son más normales de lo que nosotros pensamos. Porque somos personas. Y las personas, como dijo Isaiah Berlin, tenemos un fuste torcido con el que, gracias a dios, es imposible construir nada recto. Y no pasa nada. Claro que no

Por cierto. Ahí va un blog. Quizá para otro tipo de lectores. Por si quieren visitarlo, pinchando aquí. De nada.

Llueve. Y está siendo buena semana. Claro, es noviembre


PS: “Si se consigue estar sentado en una silla, en silencio y a solas, en una habitación, es que se ha recibido una buena educación”, escribe Pascal.

Molina, Cesar Antonio: Lugares donde se calma el dolor. Barcelona, Destino, 2009. Página 495

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