3.12.10

Ayer fue uno de diciembre

Anteayer fue uno de diciembre. En este lado de la península es un día más. Para los portugueses no.

Ocurrió hace trescientos setenta años. Un primero de diciembre de 1640. Sesenta años antes el Rey Prudente, Felipe II había unificado la península, cumpliendo así el sueño de sus bisabuelos, los Reyes Católicos. Ante la muerte del enloquecido Rey Sebastián, se hizo coronar Rey por las Cortes portuguesas reunidas en Tomar. Al fin y al cabo, era nieto del Rey Manuel I. Un monarca, un Imperio y una Espada. Era la respuesta de Dios a las plegarias de los creyentes. Los dos imperios del mundo atlántico unidos, por fin, para terminar de consolidar la fe verdadera sobre todo el orbe. Para acabar de una vez con la herejía reformista.

Pero no todos lo vieron igual. Sobre todo en Portugal. Para la pequeña nobleza y el bajo clero aquello fue demasiado. Pasaron a ser segundones en Lisboa, convertida en una ciudad sin Corte, una ciudad de provincia nostálgica de un Reino perdido. Conspiraron.

Todo iba bien, los dos países se fundían poco a poco en la misma lógica moderna que el resto de Estados occidentales. Pero la traición llegó. Era la crisis del Barroco, pero en aquello época no lo teníamos tan claro. Nos lo han explicado después los hombres de la historia. Todo se precipitó el uno de diciembre. Los traidores, a su rey, a su patria, a su Dios, tomaron el Palacio Real. Mataron al Virrey, Vasconcelos y depusieron a la duquesa de Mantua, prima del Rey. Proclaman rey a un don nadie, a un tal Braganza. Un bastardo. Una gallina, dominada por su mujer. En palabras de Olivares, un “tonto y un borracho”.

Estalló una guerra. Una guerra larga. Cruel. Dura. La conozco bien porque dejó muchas cicatrices en la mi tierra. Más de treinta años. Quemaron Lubián. Y Pedralba. Y nosotros les quemamos, que yo recuerde, França. Y Soutelo. Hubo degüellos. Pillaje. Hubo inviernos. Era la montaña más fría de Castilla.

Ellos creen que ganaron la guerra porque en 1668 la Monarquía reconoció, de hecho, la separación de la corona portuguesa. Ilusos. De hecho, creen que algo parecido a la nación portuguesa le ganó una guerra a la nación española. Nada más lejos de la realidad. No había naciones, había poder, como lo ha habido siempre. Ellos la perdieron. Como la perdimos nosotros. Sólo hubo un ganador: Inglaterra. Dos Estados en la península. El sueño de los monarcas ingleses durante siglos. De hecho Portugal nunca dejó de ser ya un protectorado inglés.

Nadie recuerda ya nada de esto, claro. La historia es una bobada, las humanidades una antigualla y nosotros gente moderna.

Un uno de diciembre. Enhorabuena, Inglaterra.


PS: mañana a la Sanabria, si la nieve no lo impide...

2 comentarios:

Hornuez dijo...

Uno, que está simpático, empezaría este post con algo así: Si miro atrás, Manolo fue el que me produjo el lema "eSTEse quieto, compañero LIBERTArio, que en consultoría EVERIbody se ATOnta ACAParándolo todo"

Permiso para borrarlo si inclumplo alguna regla del blog, amigo.

El Perdiu dijo...

Muy bueno, pero era en el otro post!!