26.1.11

Otras vidas, otras épocas...

Las Huelgas. Un territorio, decía, abonado a la leyenda. El mausoleo de varios reyes de Castilla. La vida de Enrique de Borgoña, cuando aún había una dinastía legítima en estas tierras y Trastamara era sólo un territorio. El hijo menor de Alfonso VIII, el de las Navas. Como sus hermanos varones, Sancho y Fernando habían muerto antes que él, en 1211 se convirtió en el heredero de la Corona. Era apenas un niño. Había nacido cuando su padre tenía ya casi cincuenta años. Cincuenta años de entonces, desocupado lector, no de ahora. Así que con siete años es el heredero, y con diez es proclamado Rey.

Sus padres mueren, ella quizá de pena, con veinte días de diferencia. También hubo amor en la Edad Media, también había un destino y la de Alfonso y Leonor (ella hermana de Ricardo Corazón de León) fue una historia hermosa. Cuando ambos fallecen, Enrique es proclamado Enrique I de Castilla. No quedaba desamparado, porque la suya era una familia de mujeres recias. Urraca, que fue luego reina de Portugal, Blanca, que lo fue de Francia, Leonor, que lo fue de Aragón. O Constanza, hija de rey, hermana de rey y abadesa de las Huelgas. Pero todo estaba eclipsado por la hermana mayor: Berenguela. Casi veinticinco años mayor que su hermano Enrique. La primogénita del Rey, excluida de la sucesión por ser mujer. Casada con Alfonso IX de León, ya saben, el que otorgó fuero a la Puebla en 1220.

Es difícil resistir la tentación de ocupar el poder, como es difícil resistir la tentación de volver.

El Rey era aún un niño y ella era su tutora. Si el rey moría, ella heredaría el trono, que podría ser para su hijo Fernando, que vivía con la mancha de ver cómo era hijo de un matrimonio ilegítimo porque el Papa en 1204 había anulado la boda Berenguela con el rey castellano.

Así, llegamos al verano de 1217. Enrique, con apenas trece años, está jugando en Palencia con otros niños. De pronto, una teja cae accidentalmente del tejado y alcanza al niño en la cabeza. Malherido, el niño vivirá unos días, para finalmente morir el seis de junio de aquel año.

El resto es ya historia. El 31 de agosto Berenguela es proclamada reina de Castilla, y renuncia en ese mismo acto a favor de su hijo Fernando, el zamorano Fernando, el futuro Fernando III el Santo, unificador de León y Castilla y conquistador de Sevilla.

Enrique I desapareció, muerto en un trágico y conveniente accidente.

La tumba de Enrique en las Huelgas hoy está blanca y lisa por fuera. Tengo la sensación de que quizá antes de que la encalaran pondría en latín algo así como vive deprisa, muere joven y deja un bonito cadáver.

1 comentario:

Maite dijo...

El tema da para una telenovela. Gracias