30.7.11

Oteando el paisaje, mientras vamos en busca de un amigo...

Volvimos al Nacional del Prado. La excursión estaba pensada en forma de regalo, pero al final marchamos Jesús y yo solos. Una de las mejores exposiciones del año: la construcción del paisaje. En qué momento el paisaje se convierte en algo relevante en la pintura occidental. Cómo coinciden en Roma, en menos de un siglo, algunos de los grandes y cómo entre todos van inventando el concepto moderno de paisaje. Un paisaje que no es real, está claro, y que mezcla ruinas con montañas en desiertos bíblicos y mares con ríos en la planicie itálica. Las ruinas, que se adueñarán de la narrativa durante el romanticismo, nacen aquí. Quizá es en este momento, entrando en el barroco, cuando nos dimos todos cuenta de que el paisaje es también una construcción cultural. Que no hay más paisaje que el que imaginamos. Y que todo lo que nos rodea es, en el fondo, una construcción cultural que no tiene sentido sin nosotros.

Aprovechamos para dar una vuelta por la recién abierta Galería Central. El placer de Pasear por el Prado a media tarde e ir saludando, uno por uno, a los viejos amigos. Nos entretenemos un rato con el Emperador: la majestad de un hombre que dio la cara contra la herejía y, cómo no, en la sala de Velázquez, pero nuestro destino es otro. Vamos a la búsqueda de una de las obras cumbres de un “pendenciero y mujeriego”, como le hubiera cantado los hermanos Quijano que ha llegado hace poco a Madrid. Y como somos gente de buena educación, queremos acercarnos a darle la bienvenida…


PS: Murió Lucian Freud, un pintor atormentado de la modernidad. Sus cuadros, al igual que ocurre con los de Bacon, nos recuerdan que el siglo XX fue terrible, y que gracias a dios hubo gente que supo atrapar su esencia para que otras generaciones puedan entenderlo. Que la tierra le sea leve.

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