2.9.11

Llegaron y se quedaron...

Le he cogido gusto a darle una vuelta al tema de los judíos, ahora que acaba el verano. Llegaron aquí pronto, muy pronto. La leyenda dice que diez siglos antes del nacimiento de Cristo, el Rey Salomón ya comerciaba con la mítica Tartessos. Aunque la convivencia nunca fue sencilla, ni en la época romana ni después. Pero aquí estaban: Fernando III, el santo zamorano, se intitulaba a sí mismo Rey de las tres religiones. Ya en el XIII los judíos se concentraban en los núcleos urbanos, dentro de barrios compactos; las llamadas aljamas. Hay varios equívocos en relación a ellos: los prestamistas eran minoría: la gran mayoría eran agricultores, vinateros, herreros, ejercían oficios varios que no siempre estaban relacioanados con la usura. Aún así, las actuaciones antijudías eran frecuentes. Ya dice el doctor que el mejor amigo del hombre no es el perro, sino el chivo expiatorio. Así, en épocas de pestes alguien gritaba siempre que los judíos habían envenenado el agua. Y en esta llegó la guerra civil entre Pedro y el bastardo. Los propagandistas de Enrique acusaron al rey legítimo de tener una administración “llena de judíos”. Cuando tomaban una ciudad, saqueaban la aljama. Aquellos años fueron destruidas varias, la de Toledo, la de Briviesca, la Aguilar de Campoó, la de Segovia, la de Ávila...

Muerto el rey legítimo, el enloquecido Ferran Martínez pudo predicar sin problemas el odio a los judíos. Así, en 1391, aprovechando la minoría de edad de Enrique III, pasó de las palabras a los hechos y lideró la destrucción de la judería de Sevilla.

Por ello, la conversión fue la norma durante aquellos siglos. Y muchas veces, los conversos entroncaban con las mejores familias del reino. Tanto era así, que se daba por seguro que a mediados del XV no había familia ilustre en Aragón o Castilla que no tuviera algún pariente converso del judaísmo. Había explicaciones; no eran labradores, sino que practicaban, en general, oficios. Además, los varones judíos tenían que ser capaces de leer y discutir la Torá para cumplir sus obligaciones religiosas, mientras que a los cristianos les bastaba con oír misa, los hombres judíos de España estaban alfabetizados casi en un cien por cien, a la vez que los índices de alfabetización de los cristianos eran bajos…


PD: el traidor López de Ayala dejó escrito en su Rimado de Palacio: "Allí vienen judios, que estan aparejados / para vever la sangre / de los pobres cuytados..."

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