10.1.12

Ejemplares

Matas, presidente autonómico en dos ocasiones y ex ministro, sentado en el banquillo. El tal Camps, rosario en mano, también sentado en el banquillo. Ambos, por corruptos. No me parece raro. La naturaleza humana es débil y todos somos corrompibles, en mayor o menor grado. También yo, no se vaya a confiar demasiado, desocupado lector. Lo que me sigue pareciendo fascinante, tantos años después, es que aquí nadie nunca asuma ninguna responsabilidad. A ambos dos los puso alguien en una lista. No se pusieron solos: tuvieron que pactar, apoyar y ceder para ganarse la candidatura. Lo único que hicieron los ciudadanos fue refrendar la propuesta que un partido, en ese caso el pepé, les presentó. Ahora que ambos salen rana, todo el mundo se llama andana y parece que hubieran sido puestos ahí por azar. Pasaban por la calle y el destino les ofreció ser presidentes. Son poco ejemplares nuestros políticos, en general. Y sin ejemplaridad no hay sociedad libre. Pero peor son aún las estructuras de poder que, con el erótico nombre de aparato, se esconden detrás: siempre en las tinieblas, sin dar la cara. Sin dar explicaciones. Sin pedir perdón. Nunca. Son lo peor de nuestro sistema. Son los que llevan años promocionando medianías, auténticos analfabetos funcionales cuyo una motivación es el poder por el poder. En todos los partidos. En el pepé, claro, y también en la acera de enfrente. Y si no, ya me explicará alguien en que se diferencian el tal Alfred de la tal Carmen.

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