25.2.12

Noviembre como un relato...

Estuve viendo Noviembre dulce, una amarga comedia romántica sobre el sentido de la vida. De fondo, el San Francisco que todos reconocemos en cualquier película. Cuando los triunfadores son de cartón. Hay algo extraño en esta ética calvinista del trabajo que lo juega todo, en la vida, al éxito laboral. Como si el resto no importase. Como si la valía de una persona estuviera en su contrato. Esto me valía para la imaginación de nuestros abuelos, cuando una cesta de navidad era un triunfo social. Pero ahora, ¿por qué mantenemos todos ese esquema? Se trata, en cualquier caso, de una película menos previsible de lo que parece, y más áspera de lo que uno imagina. La vida no es un relato coherente, porque no puede serlo, y quizá nuestro problema es que durante nuestra existencia nos empeñamos en darle sentido a una sucesión de realidades caóticas y reacciones incomprensibles. Nunca tendremos nada bajo control al 100%. Nunca, al menos, mientras seamos humanos. No hay relato, como recuerda Taleb. Ninguno. Como le dicen a la protagonista en un momento de la película: “If may not follow your master plan, but you cant´t control everything.”

Claro.


PS: esta tarde, el ejemplar impresor Juan de la Cuesta en La Casa de Zamora. A vueltas con el carácter judío, por senabrés, de D. Miguel. No se lo pierdan.

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