3.3.12

Metaliteratura en clave antropoide

Devoré como una termita HHhH. Metaliteratura de nuevo. Será que hay temas, como hay ciudades, que nos buscan. Agradable lectura, y no lo digo en tono displicente. Por si el desocupado lector lo desconoce, el nombre hace referencia a una expresión que se usaba en el alto mando nazi: Himmlers Hirn heisst Heydrich, es decir, el cerebro de Himmler se llama Heydrich). La segunda guerra mundial, para los niños de mi generación, era el conflicto bélico por excelencia, ¿verdad Mi General?. El bien contra el mal. Una buena novela y a la vez una metanovela en la que se entrecruzan dos argumentos: el atentado contra Heydrich y una reflexión sobre dónde acaba la ficción y donde empieza la historia. O al revés, si lo prefieren. A Heydrich, uno de los mayores asesinos al servicio de un régimen asesino en sí mismo, lo mataron siguiendo una operación llamada Antropoide que, pese a salir mal, cumplió su objetivo. Murió por nazi en sentido literal. Reinhard Heydrich, la bestia rubia, era el protector, título eufemístico, de Bohemia y Moravia, bajo el gobierno títere de Hácha y cumplió con demoledora eficacia sus objetivos al aplicar una política de palo y zanahoria. Para el gobierno legítimo en el exilio, su muerte era un recordatorio de que Checoslovaquia quería seguir existiendo cuando la guerra acabara. La novela intercala la narración de la operación con reflexiones, algunas más pertinentes que otras, del autor acerca del propio proceso creativo y de cómo ha llegado a escribir la novela, fruto de su conocimiento del país, de su amor por Praga y de algunas obsesiones personales.

Un buen libro, para leer del tirón, sin mayores pretensiones. Porque la calidad no está reñida con la sencillez. A cada cosa, lo suyo.


PS: hablando de guerras. Y de cómo cada uno se cuenta la historia a sí mismo como le conviene. No deje de echarle un vistazo, desocupado lector, a la reflexión de Todorov, el otro día en el fancine de Prisa

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