Ando trasteando con el Tagus. El
lector electrónico de La Casa
del Libro, cortesía de Yimi. Venía
con un
papelillo, de un tal Moro, un Planeta o algo
así. He probado a meterle documentos en pdf e incluso he comprado ya algún
libro (Kapuscinski,
claro) para leerlo ahí. Crecí con el papel, pero creo que no hay que tenerle
miedo a las novedades. Me apetece probarlo, y me apetece juguetear con él. Cansa
poco la vista y es cómodo. A cambio, no huele. Y tampoco tiene la velocidad de
los cacharros de Apple. Pero el futuro va por ahí. Lo relevante es el
contenido, no el formato. Incluso para los que, como yo, somos adictos al olor
de la tinta.
Ya le iré contando, desocupado
lector.
PS. Un magnífico trabajo, otro
más, del equipo de Pepe en
La Puebla. Un
lujo para la mía tierra. En todos los sentidos
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