10.5.12

Un tal López...


El tal López. Ya escribí alguna vez que nunca me ha parecido un tipo de confianza. Alguien que mantiene como presidente de su partido en una provincia a un maltratador no es de fiar. Alguien que se reúne con la ETA y se enorgullece de ello no merece mucho crédito. Ese complejo que late por su venas de no soy suficientemente de aquí y tengo que conseguir que los amos del caserío me extiendan el “eusko-label”. Esa socialdemocracia española, tan avergonzada de serlo. Tan feliz de considerarse, en sus sueños con Onán, francesa a todos los efectos.
Menudos botarates.
Hubo, después de tantos años, una oportunidad para que por fin hubiera un gobierno no nacionalista en el País Vasco. Y nos tuvo que tocar el tal López como presidente. También es mala suerte. Nunca entendió, como creo que sí que lo supieron ver Nicolás Redondo o Mario Onaindía, que a  la política identitaria y desacomplejada de los nacionalistas vacos, cruentos o incruentos, ha de responderse con una política radicalmente no nacionalista. No hay que debatir grados. Hay que impugnar la raíz. Jugando a debatir grados siempre ganarán ellos. 
Y así llevamos décadas…

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