Acabé la Sangre de abril, una revisión
de la conjura de los Pazzi contra Lorenzo de Médici
en la Florencia del XV. Cuanto más leo, menos entiendo. Cuanto más conozco, más
me hundo en la desesperación. Qué complicado es hacer grandes teorías si uno no
conoce nada de nada, en realidad. El mundo moderno nació en muchos sitios, ya
lo tengo escrito por ahí, y unos de ellos fue, sin duda, aquellas Ciudades
Estado italianas durante el XIV y el XV. Y con el mundo moderno, el
capitalismo. Sin aquella Florencia,
sin aquel Milán, es muy difícil comprender nada. El propio concepto de la banca
tal y como la entendemos hoy. El poder entendido como representación y como
capacidad de encontrar obediencia encuentra su máxima expresión en los Médici
de la época. Aquella Florencia. Un mundo
que fue capaz de alumbrar a Dante, a Maquiavelo. Un mundo entero en las lindes
de la ciudad. La oligarquía como forma de gobierno, más allá de una República. Un
mundo en el que estaban naciendo cosas cuyo significado llega hasta hoy…
Y por el camino, me encuentro con
el Giro, que me conecta de manera
directa no sólo con esta Florencia, sino con el Salón de los queridos
D´Holbach y Diderot a través de Lucrecio.
Hay libros que nos buscan….
Somos lo que leemos. Y lo que
conversamos.
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