Sigo
con las series. Rematé la tercera del Ala oeste. Se va animando. Una serie en la que se
lo sigue comiendo todo la majestuosa presencia de Sheen en el papel de Barlet, y en la que va creciendo Leo. Un Barlet, por cierto, que creo que es el
presidente que menos trabaja del mundo, qué bárbaro, no pasa más de un minuto
leyendo el mismo papel ni sentado en la misma silla. No se la va la moralina de
Sorkin, de qué buenos, qué demócratas, que compasivos y que cool somos frente a
la barbarie de la derecha, pero es lo que hay. Mi querido Seaborn va desapareciendo y se va haciendo más
complejo el papel de Lyman. La serie me sigue pareciendo, a estas
alturas, una buena excusa para comprender el funcionamiento del sistema
político norteamericano (el papel de la esclerosis del presidente, por
ejemplo), un rara avis en sí mismo y que probablemente no es exportable a
ningún otro lugar del mundo, porque es un sistema que tiende, se mire por donde
se mire, a la inestabilidad…
Por
cierto que en breve empiezo con la cuarta y también con la primera de Boardwalk Empire: aquel Atlantic City de la época de la prohibición. Quizá sea verdad que Gatsby me persigue.
En
cualquier caso, ya le iré contando, desocupado lector...
No hay comentarios:
Publicar un comentario