Hubo
miles de guerras dentro de la terrible guerra de España. Hubo también, a lucha
en las revistas, dentro del ámbito republicano. La diferencia entre Nueva Cultura,
dirigida por el estalinista Renau, aquel cuyos
cuadros hubieran podido también valer para el III Reich, y Hora de España. Revista pasiva, llamaban a esta última
los estalinistas que dirigían aquella, en tanto que se configuró como un
intento de hacer literatura en medio del conflicto sin más sectarismos de los
necesarios. Me interesa en cualquier caso la reflexión sobre Renau y los de Nueva
Cultura. Su estética
es similar a la de los fascismos, y está claro que el valenciano hubiera
sido, a poco que lo hubiera intentado, un magnífico falangista. En Renau y en sus amenazas está,
asegura Trapiello, una de las causas de la marcha al exilio, disfrazada de
servicio diplomático, de Salazar Chapela en el verano de 1937.
Aquellas
revistas. Aquellas dos Españas, también en el bando republicano. Aseguró años
después Octavio Paz, y lo cita también Trapiello que, en aquella Valencia de la
Hora de España “Los escritores y los artistas vivían bajo la mirada celosa
de unos comunistas transformados en teólogos”.
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