Ya
digo que el libro de Trapiello es un torrente. A poco que se asome uno a él con
ganas, descubre historias como el que se acerca a pescar renacuajos a un río.
Aquellas
vidas paralelas entre el extremeño Valdés y el malagueño Hinojosa. Si Valdés escribió en La Gaceta Literaria
y en Madrid se codeó con lo más granado de las vanguardias, Hinojosa, el
simbolista, editor de Litoral y que fue
amigo de todos los del 27, fue uno de los introductores de la poesía simbolista en España.
Los
dos murieron fusilados al inicio de la guerra pero, ¡ay!, frente al artículo doliente en Público o el lamento
en la tertulia de la ser, aquel murió en su pueblo natal, asesinado por
milicianos del Frente Popular en una saca
a principios de septiembre del treintayseis. Hinojosa, el amigo de Altolaguirre, cayó también fusilado, junto a su hermano y a su padre, en Málaga al mes de
iniciada la guerra, en la tapia del cementerio, asesinado en paralelo por milicianos
frentepopulisas…
Está
claro que leer destruye prejuicios. Y es que la realidad siempre es más
compleja de lo que parece…
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