Murió
Hirschman, aquel que nos explicó que, en la madurez de la vida, las opciones
para un hombre se reducen a la salida, a la voz y a la lealtad.
En todos los aspectos, además; en las
empresas, claro, pero también en los países, y desde luego en las relaciones. O
nos vamos, o hablamos y protestamos, o nos callamos.
Cuando
eres joven piensas que la triada es una hermosa figura estilística, necesaria para redactar con gracia.
Vas haciéndote (a ti mismo) mayor y descubres con cierta perplejidad que todo
en la vida suele reducirse a tres alternativas. Un judío que firmaba con el
pseudónimo de Jon Juaristi lo hubiera resumido en “abrojos,
cardos y espinos que volverás a pisar…”
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