24.2.13

Los relatos y la serpiente

Necesitamos narrativas. Como país, digo. Relatos. En todos los sentidos. En todos los ámbitos. Cuando tú no escribes el relato, alguien lo hará por ti.

En el ámbito de la lucha contra el nacionalismo vasco cruento la democracia española ha tenido pocos relatos. Y escasas narrativas. Sólo la política de Jaime Mayor y la resistencia cívica generada a raíz de la brutal tortura y asesinato de Miguel Ángel Blanco fueron capaces de generar una narración sólida contra el nacionalismo. Aquello pasó, llegó el PSOE, siempre tan acomplejado con los temas de la nación, y volvimos a ir a remolque de las pistolas. En este sentido, creo que éramos muchos los que pensábamos que, con la vuelta del pepé al gobierno, volvería la cordura a la política antiterrorista. 

Nos equivocamos. 

Entre otras cosas turbias, ahí está el ministro de Fátima, un consumado especialista en la incapacidad de generar relatos coherentes. Hay que leer a Rogelio Alonso (por ejemplo, en este magnífico artículo) para entender lo difícil que va a ser ganar esto si aquí no hay una narrativa detrás.  Para entender el drama de que, cuando coinciden en un fin de semana el congreso de refundación de la rama política de ETA y un encuentro cívico contra los terroristas, todas las noticias se van hacia la serpiente, plumillas sonrientes, siempre tan deseosos de contar buenas noticias.
Así no. 
Así, no.

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