3.4.13

La cuarta del ala oeste...



Se va animando la serie según avanzan las temporadas, con un Barlet más humano, conflictos internacionales, desavenencias presidenciales… Desaparece el soso de Seaborn de la escena y van ganando altura y solvencia tanto Lyman como el inquietante Ziegler. Es una serie magnífica, muy recomendable para entender cómo funciona el sistema político norteamericano: un sistema inviable y que tiende, de manera sistemática, al Golpe de Estado, habida cuenta de la prevención que los padres fundadores sentían por la democracia. En cualquier caso, como la voy alternando primero con The Wire y luego con Boardwalk Empire, me sigue llamando la atención lo almibarado del guión y el formato tan binario de la trama: unos demócratas inteligentes, solidarios, cultos, llenos de matices, que han de lidiar con una oposición republicana zafia, grosera analfabeta y monolítica.

¡Ay nuestros socialdemócratas!, esos celosos guardianes del monopolio de la compasión

1 comentario:

MrBurns dijo...

Pues a partir de la quinta temporada es cuando empieza lo mejor.

Con la salida de Sorkin (un demócrata un tanto pasado de rosca) de la serie también desaparece el buenismo de las tramas y ese formato binario.

Llega la realpolitik y se acabaron las soluciones fáciles a los problemas. Además los intereses y ambiciones personales pasan a primera línea.

Y por supuesto se acabó el retrato caricaturesco de los republicanos. De hecho, creo que muchos nos quedamos con las ganas de votar al candidato republicano a la presidencia que interpreta Alan Alda.
Lo malo es que luego despiertas, ves la relidad y la tropa que tenemos aquí, y te echas a llorar.