Rematé el olvido que seremos, cortesía de Joxete, el libro que Héctor Abad le dedica a su padre, asesinado por terroristas, en este caso paramilitares, en Medellín en agosto de 1987. Un libro duro. Y hermoso. Refleja al final el autor las palabras que una de las personas que habló en el funeral dijo en memoria al muerto. Unas palabras que homenajean a las víctimas del terrorismo: concejales en Guipúzcoa, defensores de los derechos humanos en Irlanda del Norte, asesores en Italia o sociedad civil en Méjico.
Víctimas en países que olvidan sus mejores rostros, y que siguen, todos con la monotonía irremediable:
"Vivimos en un país que olvida sus mejores
rostros, sus mejores impulsos, y la vida seguirá en su monotonía irremediable,
de espaldas a los que nos dan la razón de ser y de seguir viviendo. Yo sé que
lamentarán la ausencia tuya y un llanto de verdad humedecerá los ojos que te
vieron y te conocieron. Después llegará ese tremendo borrón, porque somos
tierra fácil para el olvido de lo que más queremos. La vida, aquí, están
convirtiéndola en el peor espanto. Y llegará ese olvido y será como un monstruo
que todo lo arrasa, y tampoco de tu nombre tendrán memoria. Yo sé que tu muerte
será inútil, y que tu heroísmo se agregará a todas las ausencias".
Hablaremos más del texto...
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