Murió
Benjamín.
Murió aún joven un hombre bueno (a estas alturas de siglo, cualquier muerto de
menos de setenta años se nos va antes de tiempo). Un sanabrés esforzado, que
salió al mundo y que supo ganarse un lugar bajo el sol a base de tesón y estudio. Un hombre que hizo carrera en Yale y que acabó siendo un magnífico profesional,
de los más serios en este mundo, el mío, en el que la cultura popular sigue vinculando el rigor con protestantes y amargados.
Murió
Benjamín y descansa ya en su tierra, que es la mía. Murió el hijo de Santos.
Murió Mino.
Murió uno de los nuestros
Que
la tierra te sea leve, amigo.
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