Vaya por
delante que siempre he sido muy receloso con este tema. Humo y más humo. A mí
me lo van a decir, que soy consultor. Pero Joxete, que es bueno, me
puso en contacto con uno de ellos, el humanista Fernández Aguado. De ahí, tirando, tirando, un
libro irregular, pero con algunos capítulos magníficos.
Dos o tres
capítulos fantásticos, habrá tiempo de comentarlos aquí. Me interesa, ahora
mismo, la reflexión de José Manuel Casado
sobre el futuro del trabajo. Tres tipos de trabajadores que nunca serán
deslocalizados: los espaciales (siempre habrá peluqueros, o electricistas, o
fontaneros…), las estrellas (el tal Messi, no diré más) y los especiales,
aquellos que son una marca en sí mismos. Es el camino. En ese escenario,
empresas en trébol, una figura magnífica para expresar hacia dónde camina el
valor: dedícate a lo que sabes hacer y no pierdas el tiempo en el resto.
Y
pienso todo esto mientras trabajo en un espacio de coworking
público, puesto en servicio por el Ayuntamiento de Madrid, en el marco de un
proyecto fascinante: la catedral
de la innovación. Buen trato, buen ambiente, buenas ideas. Buenos recursos
para trabajar.
Se hacen cosas bien. No todo es lodo. Y ya
lo decía Doña Carmen. Iglesias.
No siempre lo peor es cierto…
No hay comentarios:
Publicar un comentario