20.12.13

Mil tres millones, y ni uno más...

Es sólo una reflexión. Leí en la prensa que en la venta de las dos cajas gallegas que nos han costado a todos unos nueve mil millones sólo había una forma de adjudicarlas en la primera tanda: que la oferta más alta mejorase en un 50% a la segunda y que la superase en al menos 200 millones. Esto evita al ganador entrar en un proceso de subasta que podría haber disparado el precio. 

No voy a entrar en altas consideraciones éticas. Esas consideraciones que nos llevarían a preguntarnos cuánto nos ha costado a todos los españoles el empeño de la élite política regional en que sus cajas no cayesen en manos de élites de otras regiones. Cuánto nos ha costado la cara dura de sus gestores. No. Eso sería dar pábulo a la melancolía.

No, no voy a entrar. Sólo me voy a fijar en el montante de la oferta. Mil tres millones de euros
Ese tres. 
Ahí suelto. 
Descontextualizado. 
El mal olor que desprende. 

Y esa conversación con la que soñé ayer: no pongas mil, pon justo mil tres y así cumplimos las condiciones. ¿Y cómo lo sabes? Adivino que soy...

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