19.8.15

La emperatriz desconocida (II)

La realidad es siempre más compleja que el relato que generamos de ella. Y a veces situaciones puramente personales ayudan a entender los cambios que se producen  Ahí está Cixi, la Emperatriz viuda. Tres mujeres ayudaron  a combatir en su época la mala imagen que occidente tenía de ella: Sarah Conger, la mujer del embajador norteamericano; Katherine Carl, pintora; y Louisa Pierson, hija de un comerciante norteamericano y una mujer china. Cada una a su manera, las tres fueron matizando la idea que la emperatriz tenía de occidente y, también a su manera, cada una de ellas se convirtió en un altavoz de la gran defensora de la modernización. En una sociedad, por cierto, profundamente machista y en el que las mujeres aún tenían que llevar los pies vendados y no podían realizar casi ninguna actividad por sí mismas. 

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