24.3.17

Sin libros para no ser libres.

Lo contaba el otro día en su crónica Pablo Pardo desde Washington. Cito aquí dos párrafos demoledores. Lo que cuenta del gobierno chino es, sencillamente, aterrador. 

El mundo hacia el que caminamos:

Vivimos un gran salto hacia atrás. El bloqueo de EEUU a la defensa del libre comercio es un acto simbólico, pero también una declaración de principios que indica la clara voluntad de dinamitar el orden político y mundial liberal. Trump se ha convertido, por derecho propio, en el enemigo del comercio. Pero no ha sido el único motivo de preocupación de la semana que acabó ayer. El lunes, en otra medida igualmente significativa y simbólica, el Gobierno de China anunciaba su intención de eliminar de las librerías del país los libros en inglés, en un nuevo esfuerzo para reforzar el control ideológico sobre sus 1.350 millones de ciudadanos. Así lo recordaba el miércoles Carlos Gutiérrez, ex presidente y consejero delegado del gigante de la alimentación Kellogg, secretario de Comercio con George W. Bush y ahora copresidente de la consultora Albright Stonebridge Group (ASG) de Washington. Cierre de mercados y prohibición de libros. El que piensa, pierde.

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